Entrevista al gestor cultural José Coveñas

José Coveñas es egresado de la Universidad Enrique Guzmán y Valle (UNE), docente de canto lírico y músico. Asimismo, dirige la orquesta “Mariachi Fiesta”, la cual se ha posicionado como una agrupación líder en el área de Lima Este. En 2024, junto con otros profesores, fundó la escuela de música “Acorde”, desde donde vienen trabajando con más de 100 jóvenes de los distritos de Chosica y Chaclacayo.

El pasado 25 de febrero, a modo de cierre de los talleres de verano, la escuela de música ofreció un recital en la Biblioteca de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UNE. Al finalizar las presentaciones, Cátedra Libre tuvo el gusto de conversar con José acerca de su recorrido como gestor cultural.


Tengo entendido que estudiaste sociología en la Universidad Católica, luego continuaste Educación en la UNE y, hoy por hoy, estas dedicado al ámbito artístico, ¿Cómo se dieron estos cambios?

Siempre quise dedicarme a un ámbito ajeno al académico. Cuando estaba en el colegio, por ejemplo, soñaba con ser actor. Me gustaba mucho el teatro, ya que mi padre me llevaba desde muy pequeño a distintas obras. Sin embargo, mi familia nunca estuvo de acuerdo con ese tipo de proyecto, ya que siempre existe la idea de que el artista se muere de hambre y que nunca encuentra trabajo. Ahora, mi familia nunca me dijo explícitamente que no, pero tampoco me incentivaron a seguir ese sueño.

Fue así como empecé a estudiar en la universidad. De hecho, ingresé a la carrera de Derecho en la Católica, la cual no me agradó y terminé por cambiarme a Sociología, pues pensé que se encontraba más acorde a mis intereses. No obstante, caí en la cuenta de que el estudio no era lo mío, no me veía sentado en una carpeta por horas.

En ese contexto, aprendí a cantar gracias la Tuna Universitaria y, después, entré a un curso con la profesora María Eloísa Aguirre, a quien le mando un beso desde acá ya que siempre ha estado presente en mi vida. Con ella aprendí a cantar. Inclusive, pensé en dejar la universidad, postular a una beca como tenor, pero las cosas no se dieron. Reconozco que, en ese momento, me faltó formación en teoría musical.

Tras ello, decidí postular a la carrera de historia en la UNE, que era lo que estaba más vinculado a Sociología. Gracias a ello, empecé a trabajar en el colegio Galeno, en el distrito de Chosica, donde también laboraba una profesora que era mariachi. Justamente, fue ella quien, al escucharme cantar en un talent show, me incluyó en su proyecto musical. Se puede decir que así empezó mi aventura. Ya, pasado el tiempo, yo armé mi propio grupo, con la formación y el enfoque yo siempre quise tener y conocí a este valioso grupo de personas con el que sigo trabajando. Como dato interesante, una de las virtudes de este grupo es que todos los músicos somos profesionales, algo que no es muy común en el resto de los mariachis. Justamente, ellos me alentaron a formar esta escuela de música.

Al respecto, el año pasado empezamos con el proyecto, el cual salió bien, pero, este 2025, ha salido mucho pero mucho mejor. Las cosas se dieron así; digamos que no las planeé. Incluso, en 2024, tenía muchas dudas cuando empezaba a preparar los cursos, porque una cosa es cantar y otra, muy distinta, es enseñar a cantar. No obstante, al recordar la metodología que usaba mi querida profesora Eloísa, recurriendo a su bibliografía, capacitándonos, hemos podido demostrar que sí es posible ofrecer un producto interesante.

¿Sientes que tu formación universitaria ha sido útil en tu posterior desarrollo como artista?

Yo estoy seguro de que sí. Considero que mi formación en la Católica me brindó la experiencia necesaria para, posteriormente, armar, cohesionar y, sobre todo, tratar al grupo de personas con el que trabajo. Justamente, ese es el problema que noto en los grupos de Lima Este; se suelen disolver muy rápido porque no entienden la dinámica de trabajar en equipo, no entienden la diferencia entre un jefe y un líder. Creo que, gracias a mi etapa universitaria, aprendí a como manejar un grupo humano, a darle a cada uno de los miembros un espacio.

Tengo entendido que también has estado en política, ¿Cuál es tu opinión acerca de la vinculación entre lo artístico y lo político?

Yo creo que es importantísimo. Y no es un tema de principios, pues creo también que el arte tiene su propia dinámica, su propia agenda. Sin embargo, es importante que se tenga presente que el arte es un eje de transformación social, que incide en las personas y que puede tocar venas que otros espacios no pueden tocar.

En ese sentido, el arte puede ser una herramienta de transformación social, no solamente en el tema político, sino también en otros ámbitos, como el educativo, por ejemplo. Yo creo que el arte debería estar más vinculado con este tipo de espacios, aunque no exclusivamente a lo político.

Entonces, ¿tu postura es la incluir el arte en la política o de politizar el arte?

Difícil responderte eso, porque no es necesario politizar totalmente el arte. Hay espacios del arte que no necesariamente pueden ser politizados. Por ejemplo, hay banalidades en las que el arte profundiza pero que, a su vez, son necesarias y recreativas. Ahora, también existen ámbitos en los que el arte no puede dejar de lado la política y asumir, erróneamente, que los artistas viven en una torre de marfil. Dentro de la libertad artística debe existir cierto balance. El artista debe tener la capacidad de escoger, pero, de igual manera, debe contar con una formación que le ayude a escoger bien.

Volviendo al tema del mariachi, ¿Qué fue lo que te atrajo para, finalmente, incursionar en ese género?

El dinero (risas). Bueno, definitivamente el incentivo económico. Cuando comencé a trabajar como profesor de historia me pagaban 12 soles la hora, pero, tocando como mariachi, cobraba 40 soles por la misma cantidad de tiempo. Como puedes notar, la diferencia era considerable; ello fue un gran incentivo.

Por otro lado, me di cuenta de que el canto del mariachi tiene que ver mucho con el canto lírico, lo que me acercó aún más. Asimismo, al ser este un género bastante amplio, con tanta historia y una gran cantidad de exponentes, terminé por enamorarme hasta del traje y la forma de hablar. ¡Hasta he ido dos veces a México!

Es interesante el vínculo cultural entre el Perú y México. El mariachi tiene mucha acogida en nuestro país, más que en otros países de Sudamérica, hasta donde tengo entendido

¡Claro! Sobre todo, por las telenovelas mexicanas que las madres peruanas veían con sus hijos. Además, todos conocen las canciones clásicas, como Las Mañanitas, Si nos dejan, Qué Bonito Amor. Inclusive, hasta étnica y culturalmente somos muy parecidos; somos gente muy cálida y creyentes en la religión católica. Estamos inherentemente vinculados.

Ahora que trabajas como mariachi, ¿sientes que el género se ha estancado en esa nostalgia o ha habido cierta diversificación?

Sí y no. Por un lado, sí se ha estancado. Muchas personas solo desean escuchar los temas que escuchaban hace 30 o 40 años. Pero, por otro, siempre hay nuevos exponentes en la escena musical. Ello tal vez se explica porque, a diferencia de la música peruana, el género mariachi cuenta con una mayor difusión. Quizás, al México ser un mercado más grande, eso es posible. Por ejemplo, tienes el caso de Christian Nodal que, actualmente, es de los números uno. No pasa lo mismo en el Perú.

Ahora, en algunos espacios, el género mariachi ha desarrollado nuevos conceptos, pero en otros se mantiene bastante en lo tradicional. Incluso, actualmente existe cierto debate acerca de cuál es el mariachi correcto: ¿el tradicional o el moderno?

En las tendencias musicales actuales existe bastante fusión, llegando a mezclar géneros como la salsa y la música urbana. ¿es concebible algo así dentro del género mariachi?

Claro que sí. Christian Nodal, como te mencioné, suena muy mariachi, muy ranchero, pero cuando lo escuchas detenidamente te das cuenta de que está concibiendo un nuevo género. Es decir, no es un corrido ni un huapango como tal, es un elemento nuevo. De ese estilo, encuentras también otros exponentes. Inclusive, uno de los mariachis más grandes del mundo que es el Sol de México, Luis Miguel, va por el mismo lado: te hace arreglos de jazz y de música clásica.

¿Tienes alguna anécdota memorable en tu experiencia trabajando como mariachi?

Tengo varias. En una ocasión, un dueño de una funeraria muy conocida en Chosica me contrató para dar tres serenatas a tres distintas mujeres en un mismo día. Recuerdo que la primera era una oficial de policía; la segunda, una mujer venezolana y, la última, una chosicana bastante guapa. Quien tiene dinero suficiente, paga y nosotros, los mariachis, nos quedamos callados.

Después, tuvimos la oportunidad de ir a una casa sumamente alejada, en medio de la nada, en Carapongo. No obstante, la residencia era bastante lujosa, con licores muy caros y algunas sustancias ilegales. Todo ello nos dio a entender que, quizás, el negocio del cliente que nos había contratado se extendía más allá del ámbito legal.

Pasando al tema de la escuela de música, ¿Cómo nace la iniciativa?

Ya llevábamos un buen tiempo trabajando con el grupo de Mariachi Fiesta, lo cual había generado un ambiente de confianza. Fue así como el profesor Joel Anchante nos hizo la propuesta. Él ya había trabajado con alumnos suyos en años anteriores, así que el primer taller de verano en 2024 salió bien. Al observar esta primera acogida, decidimos continuar durante el resto del año. Pero, si bien no fue un desastre, solo llegamos a generar lo suficiente como para pagar el alquiler del local.

Este año, con la iniciativa que hemos venido trabajando, pensamos que los resultados serán muy diferentes. Contamos con una organización más sólida, inclusive yo mismo me he involucrado más en el proyecto, llevando cursos de marketing y liderando el ámbito de difusión.

Dicho sea de paso, para las siguientes preguntas relacionadas con la escuela, creo que sería adecuado contar con la opinión de los otros profesores.

Tengo entendido que la escuela está enfocada en alumnos jóvenes, ¿Cuáles han sido los mayores desafíos al trabajar con menores?

José Luis: Desde mi experiencia, el trabajar con niños resulta atareado, por el hecho de que se requiere bastante cuidado y atención. Además, se necesita de la ayuda de los padres en lo concerniente a la disciplina.

Joel Anchante: Trabajar con niños es complicado porque se debe trabajar desde la parte lúdica. En ese sentido, a través de diversos juegos, hemos encontrado la manera de llegar a ellos. Al ser docentes y contar con cierta experiencia, tratamos de compartir entre nosotros los métodos que permitan hacer más llevadero el aprendizaje con los pequeños.

José Coveñas: Por mi parte, desde el año pasado he notado que existe un problema de atención por parte de muchos alumnos jóvenes. Al estar pendientes de la pantalla del celular, la tablet o la televisión, les cuesta entender las instrucciones que se les da en el aula de clase. Los niños parecieran no estar acostumbrados a cumplir con los comandos si es que no existe un incentivo audiovisual detrás. Eso es algo que me genera mucha inquietud.

¿Cómo creen que la música puede transformar a los jóvenes?

Joel Anchante: La música es una herramienta poderosa para transformar la vida de las personas. En la clausura de los talleres de verano hemos sido testigos de la dedicación y la pasión que muchos jóvenes poseen. Ello ayuda a alejarlos de muchas cosas negativas, como los vicios y el pandillaje. Además, afianza su seguridad, su autoestima, el trabajo en equipo, la memoria, entre otras cosas.

Llamyly Guevara: Creo que, si la música es impartida a los alumnos desde muy jóvenes, la disciplina es uno de los elementos que mejor se desarrolla. Yo he trabajado con alumnos de nivel secundario y siento que la música los ha ayudado bastante en ese aspecto.

José Luis: Muy aparte de ello, como profesores y músicos, entendemos que la música apela al sentimiento humano. Entonces, a partir de ello, incentivamos a que los niños se involucren en cosas buenas, cosechen ciertos ideales. Asimismo, hacemos uso de canciones tradicionales, con las cuales podemos promover y preservar nuestra cultura.

¿Cuáles son los próximos proyectos de la escuela?

Joel Anchante: Aún estamos en conversaciones, pero queremos que esto sea algo más grande, no solo un taller de verano. Hemos notado la gran recepción y el interés de los padres de familia para que sus hijos continúen con las clases a lo largo del año. Buscamos que esto sea algo perenne, constante, que permita desarrollar de forma sostenida las actitudes musicales de los estudiantes.

Volviendo a ti, José. ¿Cómo te definirías a ti mismo, entonces? ¿un artista, un profesor de canto o un gestor cultural?

No lo había pensado hasta ahora. Soy profesor, pero no sé si ello sea a lo que quiera dedicar toda mi vida. Me considero un gestor cultural, pues en algún momento también buscaré diversificarme del género mariachi, aunque sin desvincularme del arte. Sí, me considero más un gestor cultural.

¿Cuáles son los desafíos más grandes que enfrenta un gestor cultural, sobre todo en Lima este?

En primer lugar, el hecho de que Chosica está muy lejos de todo y que, además, sea un mercado muy pequeño. Lo segundo, quizás sea el tema económico. Muchas personas piensan que ser artista es una afición, en la que te pueden pagar 50 soles para que cantes un par de canciones. Lamentablemente, no entienden el tema de producción, aprendizaje, ensayos. En ese sentido, siento que somos un poco maltratados por quienes no entienden a cabalidad lo que hay detrás de cada presentación.

En esa línea, me atrevería a decir que hay muy poco aprecio por el arte, en general. En los colegios, casi no se estudia o se profundiza en el ámbito artístico. En Chosica existen muchos grupos de mariachis, pero que, en verdad, no son músicos; tocan cualquier cosa, cumplen con la presentación a medias y sueltan un par de chistecitos por ahí, creyendo que con eso basta. Y como cobran barato, la gente piensa que eso es ser mariachi. Ese es otro de nuestros grandes desafíos.

Por último, hay que mencionar que no existe apoyo del Estado. Por ejemplo, esta iniciativa del recital es una iniciativa totalmente privada. Fuimos a la Municipalidad de Chosica y no obtuvimos respuesta. Y fue gracias al contacto de uno de los padres de los profesores que se pudo conseguir este espacio.

Siento que tu forma de entender la música resulta más compleja que la de otros gestores culturales, asumiéndola como una herramienta de transformación social

¡Por supuesto! Como mencioné, hay espacio para la política, hay espacio para el arte. Yo creo que la música, de alguna u otra manera, tiene que transformar, tiene que hacerse la diferencia. Hay que entender que para hacer una canción se requiere tiempo y mucho esfuerzo. Y para todo lo que se haga, sea el ámbito que sea, tiene que ser así. Si las personas entendemos y asimilamos eso, vamos a poder a empezar a cambiar, a exigir cosas nuevas, diferentes.

¿Tienes algún referente en lo que concierne a gestores culturales?

Claro, aunque no sabría decirte nombres. Me gusta mucho el trabajo que ha venido haciendo la Orquesta Sinfónica Nacional del Perú y el Coro Nacional. Ahora, nombres de referentes o gestores culturales en específico, no.

¿Y en lo que se refiere a artistas?

¡Muchísimos! En el ámbito musical, destacaría a muchos cantantes, mariachis y hasta orquestas. El Grupo 5 es un caso ejemplar, ya que es un grupo de cumbia local que ha llegado a posicionarse internacionalmente, representando así al Perú. Me gusta mucho su propuesta de profesionalización.

Por otro lado, me agrada bastante Mariachi Vargas de Tecalitlán, el mejor mariachi del mundo. Es un proyecto que tiene más de 100 años. Es decir, un mariachi dedicado a su arte y que tiene un peso a nivel mundial. Y así te podría hablar de muchos otros artistas del Perú y de la región.

¿Qué consejo le darías a los jóvenes que están interesados en incursionar en el mundo de la música?

Tomar en serio la música. Conozco a muchos músicos que se vanaglorian por tener talento para el canto o para componer. Sin embargo, no estudian, no ensayan, no se esfuerzan por profundizar en sus conocimientos. En otras palabras, no buscan profesionalizarse en el estilo del mariachi mexicano.

Los jóvenes interesados no deberían de pensar que la música es solo una afición, una pichanga de barrio. Una cosa es tocar la guitarra un fin de semana cualquiera en una fiesta familiar y otra cosa, muy diferente, es dedicar tu tiempo a componer música, producir belleza, hacer arte. El arte es un trabajo complejo que, en muchas ocasiones, requiere más exigencia que otras disciplinas. Hoy por hoy, un artista debe ser capaz no solo de ensayar, sino también de producir, vender, ofrecer, estudiar y demás actividades que se requieran. ¡La música no se vende sola!

Para cerrar, ¿Qué canción podrías decir que representa a José Coveñas?

Una canción que me toca mucho el corazón es el tema “Un mundo raro” de José Alfredo Jiménez. No es un tema político. Al contrario, es un tema de sentimiento que habla, específicamente, de lo que te he ido comentando: de cómo, a través del arte, es posible crear un mundo nuevo, alejado del mundo actual.