La verdad es que el amor tenía bien poco que ver en todo eso, pero durante bastante tiempo ni siquiera lo echamos de menos.
Claude Prosper Jolyot de Crébillon nació el 14 de febrero de 1707 en París – Francia. Fue hijo del también escritor, aunque más dedicado a la dramaturgia, Prosper Jolyot de Crébillon. Se dice que ambos eran muy diferentes. El escritor que vamos a conocer, quien es más conocido como Crébillon hijo, estuvo en prisión por sus obras licenciosas y escandalosas. Es un autor relativamente olvidado durante su tiempo, pero revalorado a partir del siglo XIX. Sus obras se encuadran dentro de la llamada “Literatura libertina”, que se puede considerar dentro de la llamada literatura erótica. Pero los escritores de esta corriente específica se desarrollaron durante el siglo XVII, los años previos a la Revolución Francesa. Emparentados con la sociedad disipada del periodo de Regencia posterior al último tramo recto y moralista del reinado de Luis XIV, hallan sus ecos en la pintura provocativa y sensual de Fragonard. Crébillon hijo forma parte de la búsqueda de la materialización en las letras de los sentidos, el cuerpo y la seducción. Otros escritores contemporáneos como Laclos con Las amistades peligrosas (pueden revisar mi reseña aquí ) o el conde de Mirabeau con El libertino de calidad discurrieron por los mismos cauces.

Esta obra titulada La noche y el momento o las maitines (primeras horas litúrgicas) de Citera es en realidad una que se puede enmarcar dentro del género del Diálogo. Lo importante aquí es la conversación de dos personajes, donde en el libro están a manera de teatro, sus nombres y sus parlamentos. Pero no tiene un objetivo de representación, apenas se indican algunos aspectos escénicos. La importancia recae en los argumentos o vaivenes narrativos de ambos personajes. Estos son el conde Clitandro y marquesa Cidalisa. La historia empieza cuando Clitandro haciéndose el ingenuo visita en la noche la habitación de Cidalisa, quien está acompañada de su criada, y luego de utilizar los trucos y chantajes más viles logra quedarse en su habitación para poder tratar de seducirla. Seremos testigos de sus diálogos y por un momento Crébillon nos hace creer que estamos en esa misma habitación donde ambos empezarán una “batalla” en todas las formas posibles.

Has nacido sensible, y si las desgracias que has sufrido te han hecho temer el amor, no han destruido en ti la necesidad de amar
Ambos amantes se desafían y se quejan de la infidelidad del otro sin ninguna vergüenza. Hay erotismo y comentarios mundanos. Llama la atención el grado de desfachatez, que parece actual, de la ausencia de compromiso, la falta de amor en el gusto por acostarse con el otro sexo y lo sobrevalorado que están algunas afecciones. Hay desde luego aspectos muy negativos que hoy definitivamente constituyen materia de escándalo, pero que en esa época eran relativamente toleradas. Como cuando él se lanza a su cama y luego le advierte que si alguien entrara pensaría mal de ella, entonces ella es la que está, de alguna manera, obligada a consentir la invasión de su dormitorio. Este galanteo pero con chantaje abusivo era bastante común en aquella y otras épocas. En este juego que ambos prácticamente disfrutan hay un permanente avance y retroceso. Una de las artimañas que utiliza Clitandro es citar a sus antiguas amantes. Ambos jóvenes están en la casa de Cidalisa, pero ella ha invitado a esta banda de amigos tanto hombres como mujeres que casi todos han sido los anteriores amores o pasatiempos de ellos dos.
Entregarte mi corazón, y todo lo que va con él, me devolvería la situación de la que acabo de salir
Cidalisa, ansiosa por saber no tanto experiencias nuevas sino lo bajo o lo alto que hayan podido caer sus amigas-enemigas incita a Clitandro a contar sus amores. Ella, por supuesto, también ha tenido amantes pero el núcleo principal es el relato de Clitandro de sus amores como Julia, Aspasia o Justina. Las historias parecen seguir la premisa libertina: “de la misma manera que nos hemos tomado sin amarnos, nos dejamos sin odiarnos y al menos sacamos del poco gusto que nos hemos inspirado mutuamente la ventaja de seguir siempre dispuestos a hacerle un favor al otro”
El cinismo de Clitandro es legendario pues empieza hablando con un desinterés de ellas pero luego cuenta la importancia que tuvieron. Las desprecia frente a Cidalisa definitivamente buscando su favor, pero su propio relato descarnado desmiente sus posturas hipócritas. Las situaciones van cambiando como menciono a lo largo del libro, aunque el momento siempre es de ambos en la cama de ella. Cidalisa llega a decir q ya tuvo dos hombres con los que tuvo sexo y que ya con eso se desprecia. Los momentos en que ambos se abandonan al sentimiento y empiezan a decirse frases lindas tampoco tiene pierde.

Este libro es un gran ejemplo de esa corriente francesa en la cual se impulsaba la eliminación del virtuosismo, del amor y de los pensamientos excelsos. Para pasar al deseo, la pasión y la abundancia de relaciones físicas más que espirituales. Está lleno de buenas frases a mi gusto y suele ser ameno, aunque en algunas partes cae un poco. Como comenté hay abuso y galanteo al estilo antiguo. Existe una adaptación de esta obra que se realizó en el año de 1994. The night and the moment, película de la directora italiana Anna Maria Tato con actuaciones de Lena Olin, Willem Dafoe y Miranda Richardson. Sigue básicamente el argumento de Crébillon de un encuentro de dos libertinos en una habitación donde los recuerdos de “el escritor” (que vendría a ser Clitandro) encantan a la Marquesa.
¡Ay, qué pena saber que el deseo no es amor!