En 1975, la editorial barcelonesa Tusquets fue la responsable de presentar ante el panorama literario de aquella época una obra singular, la cual llevaba por título Prosas apátridas. Curiosamente, la confusión a raíz del nombre había provocado que el diseñador graficara en la portada una suerte de pasaporte del autor, Julio Ramón Ribeyro, . El cuentista, en una carta a su editor Luis Loayza, manifestó su incomodidad al respecto, pues la denominación del libro no hacía referencia a su condición de “apátrida”, sino a las prosas en cuestión que, a su criterio, no eran capaces de encajar dentro de ningún género literario (Ysla, 2014).
No sería hasta su tercera edición, en 1986, cuando la versión aumentada (y definitiva) de las prosas fue presentada, incluyendo, además, una nota del autor en la que finalmente se explicaba la razón detrás del título. Posterior a ello, y debido al éxito que, con el paso de los años, fue cosechando el escritor peruano, se sucedieron sendas reediciones de Prosas apátridas, tanto en España como en el Perú. La más reciente de estas fue presentada en el 2019 por la editorial Seix Barral, como una edición conmemorativa por el 90° aniversario de Ribeyro.

Curiosamente, la decisión del escritor de no definir explícitamente las prosas que erraban “sin destino ni función” entre sus papeles, permitió que esta obra escapara a través de los márgenes de lo inclasificable, posicionándola como un ejemplar sin precedentes dentro de la literatura hispanoamericana. En tal sentido, la particularidad de Prosas apátridas reside en su polémico desenvolvimiento entre las fronteras del relato breve, el aforismo, el diario y el ensayo. Aunque, a su vez, el trabajo es capaz de transgredir sutilmente esas líneas divisorias, dando a entender que la conceptualización de los términos, en determinadas ocasiones, no es más que una demarcación susceptible a ser desdibujada.
Ahora bien, dicha transgresión no debe entenderse como sinónimo de heterogeneidad dentro del texto. Al contrario, es posible rastrear cierto denominador común que le permite a Ribeyro proyectar sus reflexiones a partir desde un mismo punto. En ese sentido, la piedra angular sobre la que se construye este trabajo es la observación. Las prosas ribeyrianas son el resultado de un ejercicio de observación profunda, de carácter intelectual. El cuentista no hace más que transcribir las consecuencias de una práctica envolvente, exhaustiva y extenuante, pero, a su vez, necesaria para quien se interese en “vislumbrar lo esencial”.
“A veces descorro el visillo y lanzo una mirada ávida sobre el mundo, lo interrogo, pero no recibo ningún mensaje, salvo el del caos y la confusión: automóviles que circulan, peatones que cruzan la plaza, negocios que encienden sus luces, excavadoras que aran un terreno baldío, pájaros extraviados buscando un remanso en el bullicio. Son los días nefastos, en los cuales nada podemos desentrañar, pues nuestra conciencia está excesivamente embarazada por la razón y nuestros ojos empañados por la rutina. Limpiar ambos de lo que los estorba no es una tarea fácil. A veces se consigue por un esfuerzo de concentración, otras viene naturalmente, gracias a un trabajo interior en el cual no hemos deliberadamente participado. Solo entonces la realidad entreabre sus puertas y podemos vislumbrar lo esencial.” (Ribeyro, 2019).
Sumado a este ejercicio de contemplación casi científico, la sensibilidad propia del escritor resulta ser otro elemento de vital importancia para la obra, otorgándole a esta un carácter único de intimidad. A diferencia de lo narrado a través de su cuentística, donde el lector debe descifrar hasta qué punto existe un carácter autobiográfico, en Prosas apátridas es Julio Ramón Ribeyro quien comparte directamente aquellas inquietudes, cuestionamientos e interrogatorios que lo sobrecogen. Es esa susceptibilidad la que le permite descifrar hasta el más mínimo detalle en lo cotidiano: desde la forma de caminar de aquellos embajadores que han perdido su cargo hasta la sensación de estrangulamiento que desprenden algunas habitaciones de hotel en París:
“Embajadores que han perdido su cargo caminan por la calle con un aire de picapedreros, ministros destituidos parecen la foto amarillenta de su antigua efigie. Hay hombres así, que, abandonado el puesto, recaen en la insignificancia. Ello se debe a que no tenían otra manera de ser que su función.” (Ribeyro, 2019).
“¿Por qué existirán habitaciones que estrangulan en quien las habita toda tentativa de creación? […] No hay la posibilidad de dejar correr el agua en el lavabo, ni de conectar un tocadiscos porque los plomos estallan. No hay una repisa donde poner libros ni un escondrijo donde sepultar la maleta para evitarnos la impresión de ser los eternos viajeros. Por el contrario, toda la configuración de la pieza parece estar destinada a recordarnos que somos pasajeros, que no tenemos la más remota esperanza de estabilidad y que debemos eliminar de nuestra imaginación el proyecto de establecer aquí nuestro domicilio. Si las habitaciones hablaran, esta diría: ‘Extranjero, te consiento que duermas, pero vete lo más pronto posible y no dejes el menor recuerdo de tu persona’.” (Ribeyro, 2019).

De igual importancia, una tercera característica que permea este trabajo es la duda. La intensidad de Prosas apátridas se explica gracias a la desafiante práctica de poner en tela de juicio todo aquello que rodea al autor. En un contexto en el cual todo tiende a la normalización, a lo rutinario, al no cuestionamiento, las reflexiones de Ribeyro representan una provocación directa al statu quo. El escepticismo del cuentista, entonces, se cristaliza en reflexiones que deconstruyen nuestra perspectiva sobre la condición humana, las relaciones interpersonales, lo perdurable y lo contingente.
“Nos paseamos como autómatas por ciudades insensatas. Vamos de un sexo a otro para llegar siempre a la misma morada. Decimos más o menos las mismas cosas, con algunas ligeras variantes. Comemos vegetales o animales, pero nunca más de los disponibles, en ningún lugar nos sirven el Ave del Paraíso ni la Rosa de los Vientos. Nos jactamos de aventuras que una computadora reduciría a diez o doce situaciones ordinarias. ¿La vida sería entonces, contra todo lo dicho, a causa de su monotonía, demasiado larga? ¿Qué importancia tiene vivir uno o cien años? Como el recién nacido, nada vamos a dejar. Como el centenario, nada nos llevaremos, ni la ropa sucia, ni el tesoro. Algunos dejarán una obra, es verdad. Será lindamente editada. Luego curiosidad de algún coleccionista. Más tarde la cita de un erudito. Al final algo menos que un nombre: una ignorancia.” (Ribeyro, 2019).
El propio Ribeyro, en una entrada de su diario del 12 de mayo de 1975, aclaró que Prosas apátridas no debía de ser entendida como “la obra de un moralista”, toda vez que dichas reflexiones “no proponen una conducta” y son, simplemente, el resultado de una “verificación personal, sin lección ulterior” (2019). Irónicamente, el cuentista optó por calificar esta característica como un defecto inherente del libro. Sin embargo, más allá del debate que pueda suscitar la validez de esa conclusión, quizás el valor intrínseco de este trabajo resida en ese escepticismo ribeyriano que nos enseña a privilegiar la luz de los días nublados, a rescatar “de la penumbra a los olvidados”.
En su cuidada edición de Elogio de la duda (2016), la filósofa Victoria Camps argumenta que, paradójicamente, la duda no resulta ser la actividad más común en estos tiempos modernos, muy a pesar de su importancia y su cualidad “plenamente humana, de seres limitados y finitos” (2016). Así, en una época en la que el algoritmo determina el contenido que se consume y donde las redes sociales son un campo de batalla que no admite matiz alguno, detenerse por un momento a observar, a sensibilizarse, a sospechar, se ha convertido en un privilegio. En ese sentido, el lector contemporáneo no encontrará en Prosas apátridas “un camino para lograr la salvación”, como señala Ribeyro; pero sí una manera de aprehender a descifrar lo esencial dentro de lo ordinario.
Valoración: 4.0/5.0
Ficha técnica
Autor: Julio Ramón Ribeyro | Título: Prosas apátridas
Año de publicación: 2019 (1975) | Editorial: Seix Barral
Número de páginas: 150
Referencias
Camps, V. (2016). Elogio de la duda. Arpa.
Ribeyro, J. R. (2019). La tentación del fracaso (edición conmemorativa). Seix Barral.
Ribeyro, J. R. (2019). Prosas apátridas (edición conmemorativa). Seix Barral.
Ysla, B. (2014, 20 de agosto). Las diferentes ediciones de “Prosas apátridas”. Casa de la Literatura Peruana. https://www.casadelaliteratura.gob.pe/las-diferentes-ediciones-de-prosas-apatridas/
Excelente articulo!
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