Desde el 20 de septiembre, la Royal Academy of Arts en Londres celebra la obra de Kerry James Marshall con la mayor retrospectiva jamás dedicada a un artista afroamericano en territorio europeo: The Histories. La monumental exhibición, que reúne setenta de sus más destacados y vívidos trabajos, ofrece una lectura inclusiva en torno a la representación de la figura negra dentro del canon artístico occidental. Desde la cruda etapa del Middle Passage hasta la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos, el concepto de la negrura se encuentra como protagonista de esta narrativa visual.

La travesía simbólica por las casi cinco décadas de carrera de este artista representa una oportunidad única para descubrir –y en algunos casos, redescubrir– a un pintor cuyo compromiso político ha evolucionado hasta convertirse en un proyecto estético capaz de introducir la experiencia negra dentro de los selectos márgenes de la historia del arte. En ese sentido, esta reflexión pictórica visibiliza historias e identidades sistemáticamente ignoradas, ofreciendo un diálogo entre el pasado y el presente de la diáspora africana.
Kerry James Marshall nació en la ciudad de Birmingham, Alabama, en 1955, año en el que Rosa Parks fue arrestada por negarse a ceder su asiento a un hombre blanco en un autobús segregado. A partir de entonces, su niñez se desenvolvió bajo el contexto del movimiento por los derechos civiles, cuyo epicentro se dio, justamente, en dicho estado sureño. Ya para 1963, tan solo un año después de los disturbios de Watts, su familia se mudó a ese mismo vecindario, ubicado muy cerca de la filial del Black Panther Party en Los Ángeles.
Durante su etapa escolar, cuando ya contaba con cierto interés por la pintura, encontró en el libro Great Negroes: Past and Present de Russell L. Adams la inspiración que, posteriormente, lo llevaría a vincular su vida con el arte. En aquella icónica publicación, el capítulo dedicado a la obra de Charles W. White, un pintor cuyos murales y dibujos retratan la vida diaria de la comunidad negra, fue lo que cautivó al joven artista. Y como si el destino cumpliera con lo prometido, Marshall tuvo el privilegio de llevar a cabo su formación artística en el Otis Art Institute –posteriormente renombrado como Otis College of Art and Design– teniendo como mentor y amigo a dicho precursor de la pintura afroamericana.

Tomando en consideración este particular contexto, no resulta extraña su disposición a concebir la pintura desde una perspectiva desafiante. A pesar de que las tendencias artísticas en la década de 1970 se orientaron hacia el conceptualismo, teniendo como remanentes algunas expresiones del pop y el arte abstracto, el pintor optó por una postura clásica. En palabras del reconocido crítico Eddy Frankel (2025), a través del lenguaje del clasicismo, Marshall es capaz de elevar lo cotidiano, lo fundamentalmente negro al nivel de grandes pintores como Jacques-Louis David o Diego Velázquez.
Un ejemplo de ello es el cuadro De Style (1993), en el que se recurre al formato monumental de artistas faraónicos como Delacroix, Rubens o Géricault, pero con el fin de plasmar una escena, en principio, ordinaria: una barbería de barrio. Marshall demuestra que la cotidianeidad afroamericana puede alcanzar, mediante el arte visual, la grandeza simbólica de la que gozaron momentos clave de la historia universal y los pasajes bíblicos (Frankel, 2025). Su obra le otorga un halo de excepcionalidad a lo común, elevando la vivencia negra a un plano de reconocimiento universal.

Ello no sería posible sin el elemento unificador en sus pinturas: la negrura uniforme de las personas representadas. Para ello, el pintor americano recurre a tres tipos de negro: negro de carbón, originalmente de hollín; negro de Marte, derivado del óxido de hierro; y negro marfil, procedente de hueso quemado. Así, el color negro en sus trabajos adquiere un valor absoluto, sin la necesidad de ser mezclado con el color blanco. Como bien se ha explicado: “la idea de estas pinturas es que la negrura es innegociable […] Son negras para demostrar que la negrura puede tener complejidad, profundidad y riqueza” (citado en Mason, 2016).
Sin embargo, resultaría injusto encasillar a Marshall bajo el estricto foco de la reivindicación estética, cuando este se proyecta también como una muestra de inclusión histórica. A lo largo de su carrera, el intérprete plástico ha profundizado en los registros de la memoria colectiva africana, permitiéndose abordar temas no exentos de controversia, como la esclavitud y los procesos independentistas en el África Subsahariana. De esa manera, su pintura se concibe, además, como un interrogatorio abierto a la forma en la que la historia “oficial” ha sido presentada.
En su nueva serie titulada “Africa Revisited”, elemento central de la exhibición, el artista retrata a aquellos líderes y comerciantes africanos que participaron en el comercio transatlántico de esclavos. Un tema que, si bien ha sido ampliamente estudiado por historiadores, ha carecido de representación en las artes visuales (D’Souza, 2025). Sin intención alguna de generar polémica, se propone una mirada objetiva ante estos sucesos históricos, invitando al espectador a reflexionar en torno a las contradicciones propias de todo grupo humano.
Al respecto, el comerciante de arte David Zwirner (2025) enfatiza Abduction of Olaudah and His Sister (2023), obra en la que se reinterpreta el rapto de Olaudah Equiano (1745-1797) –uno de los primeros abolicionistas y la única persona de dicho siglo que pudo narrar su historia como esclavo en las colonias americanas– y su hermana, ocurrido en la aldea de Essaka, ubicada en la actual Nigeria. En esta obra, el entorno exuberante de la jungla contrasta directamente con el acto siniestro que ocurre en su interior. Anacrónicamente, los secuestradores visten ropa moderna, sugiriendo la persistencia de hechos similares en la actualidad.

De igual manera, en Six for One (2024), Marshall recurre a una anotación encontrada en el diario de un traficante de esclavos europeo: “Solían dar 12 hombres por un caballo. Ahora solo quieren dar 6”. En esta escena un gran caballo se erige en primer plano, presumiblemente adquirido a cambio de seis personas, y es protegido del ardiente sol bajo una colorida sombrilla, similar a las que solían aparecer en las representaciones decimonónicas del ocio burgués. El artista opta por mencionar el tema de la trata de esclavos de forma indirecta, trasladando su enfoque hacia los cambios que esta condenable práctica introdujo en la sociedad africana (Zwirner, 2025).

No resulta exagerado afirmar que cada pieza de esta exhibición permite ampliar la historia del arte, incorporando a la figura negra dentro de sus estrictos cánones. The Histories, entonces, no solo consagra la trayectoria de uno de los grandes maestros de la pintura histórica, sino que reafirma la vigencia de África y su diáspora dentro de la cultura universal. La obra de Kerry James Marshal es un vivo recordatorio de que el pasado, lejos de cicatrizar, permanece latente dentro de nuestro recorrido como especie humana.

Referencias
D’Souza, A. (2025, 25 de septiembre). Kerry James Marshall on making ‘the paintings nobody else is making’. The New York Times. https://www.nytimes.com/2025/09/25/arts/design/kerry-james-marshall-royal-academy-london-art-museum.html
Frankel, E. (2025, 22 de septiembre). ‘My paintings don’t fit the narrative’: Kerry James Marshall on why he’s depicting black enslavers. The Guardian. https://www.theguardian.com/artanddesign/2025/sep/22/kerry-james-marshall-royal-academy-black-enslavers-america
Mason, W. (2016, 17 de octubre). Kerry James Marshall is shifting the color of art history. The New York Times. https://www.nytimes.com/2016/10/17/t-magazine/kerry-james-marshall-artist.html
Zwirner, D. (2025). Kerry James Marshall. Africa Revisited. David Zwirner. https://www.davidzwirner.com/kerry-james-marshall-africa-revisited